Anti-consejos para una presentación científica

Por Pablo Rodríguez, el 14 octubre, 2016. Categoría(s): Humor • Opinión • Textos ✎ 15

¿Es tu primera presentación en un congreso?, ¿tu primera sesión de pósters quizá?, presta atención a estos anti-consejos que te guiarán con paso firme hacia el más absoluto de los tedios:

En primer lugar, necesitas un buen título. La regla de oro es: más es mejor. No escribas menos de línea y media. Añade además alguna conclusión en el propio título, por aquello dotarlo de dinamismo. Los títulos cortos y concisos son cosa del pasado, de un pasado oscuro y tenebroso con títulos horribles, como Almagesto o Cosmographia. ¡Baste decir que jamás contenían la palabra assessment!

Existe un único contraejemplo al principio básico de más es mejor. Los conceptos realmente importantes debes escribirlos siempre como un acrónimo, y sin aclarar jamás su significado. Asegúrate de que las siglas aparezcan entre las dos o tres primeras palabras que pronuncies: el público no especializado agradece el detalle de que los pierdas al comienzo, pues así tienen más tiempo para irse a tomar un café.

Veamos un ejemplo práctico: Darwin utilizó un título mediocre para su obra magna: El origen de las especies. Yo propongo, en cambio: La SN y su papel en el desarrollo filogenético: conceptos, definiciones, desafíos y fronteras, ¿estamos ante un nuevo paradigma? No me negarán que hubiese molado mil veces más.

Portada críptica
Acrónimos, acrónimos por todas partes

En cuanto al propio acto de la presentación: lee, lee siempre. Los esforzados programadores de PowerPoint no se han estrujado las meninges para que tú seas el protagonista. El archivo .ppt debe ser tu dueño y señor. Riega generosamente tu discurso con frases llenas de subordinaciones (mejor aún si te pierdes y no llegas a cerrar la frase), pausas innecesariamente largas, miradas en blanco y abundantes «eehhmmm»: son detalles que te harán parecer más erudito y concentrado. No olvides además que en algunos congresos dan un premio al titubeo un millón.

Los organizadores también merecen su minuto de gloria. Asegúrate de que están bien a la vista de todo el público, por ejemplo, en una mesa en semipenumbra con varias jarras de agua. Es importante que devuelvan la mirada al público asistente con cara de mortal aburrimiento. Puntos extra si alguno de ellos lanza miradas desafiantes hacia la multitud.

La gestión del tiempo es fundamental en una presentación, por eso hay un par de reglas no escritas que debes cumplir a rajatabla:

  • Si te estás quedando sin tiempo, invierte dos minutos en explicar que te vas a saltar una parte que te llevaría medio minuto explicar…
    • … y finalmente cambia de idea, ¡y explícala!
  • Si te has pasado de tiempo, es probable que algún organizador se levante y empiece a mirarte fijamente. Obviamente es la señal de que ha decidido concederte más tiempo. Como muestra de agradecimiento, y para hacerle saber que has captado el mensaje, tienes que empezar a mirar hacia otro lado y hablar más alto.

Naturalmente, se requiere cierta preparación para hacer frente a la temida sesión de preguntas. La regla de oro en este caso es: prepara una o dos respuestas y suéltalas con absoluta independencia de cuál haya sido la pregunta.

Y para acabar, un consejo a los asistentes: pregunta, pregunta siempre. Incluso, o más bien especialmente, si no tienes ni idea del tema. Todas las miradas están puestas en ti, ¿no lo notas?, tu pregunta es fundamental… es tu deber rellenar ese silencio incómodo, ¡adelante!

Pero, ¿cómo preguntar cuándo no se tiene ni idea del tema tratado? Es más fácil de lo que parece: siempre puedes hablar de otro tema no relacionado con el que sí te sientas más cómodo. En caso de no haber ningún tema con el que te sientas cómodo, usa el siguiente truco: si se trata de un experimento con, pongamos, larvas de mosquito, pregunta que por qué no lo han hecho con pulgas de agua (y viceversa). Si se trata de una simulación con N dimensiones, pregunta por qué no se ha hecho con N+1. Si todo lo anterior falla, siempre puedes preguntar al ponente su opinión personal sobre algo fuera del alcance de la investigación en curso… ¡para luego discutírsela!

Y aquí acaba este compendio humorístico. ¿Tienen más propuestas?, les invito a dejarlas en los comentarios.



15 Comentarios

  1. Si te interrumpen con una pregunta estúpida, deja todo lo demás y pásate media hora dándole bola. La audiencia no ha venido por interés en lo que tengas que contar sino que está deseando ver los gentil y educado que eres con el troll de turno.

  2. Si, por algún motivo, no puedes asistir a la conferencia a última hora, no anules tu charla!
    Pasa por correo el .ppt a tu graduate student (que trabaja en un tema completamente distinto) 5 minutos antes de tu presentación para que dé el la charla que, a lo mejor, te ha visto ensayar un par de veces. Será como si hubieses asistido tu mismo y tu estudiante pasará un buen rato y aprenderá muchísimo de la agradable experiencia.
    (También lo he visto)

  3. (madre mía, has desatado la caja de Pandora!)
    Anti-consejo para principiantes.
    NUNCA pierdas el tiempo en introducir el problema en el que trabajas. Recuerda que la gente te está escuchando sólo para evaluarte y valorar si has trabajado bastante y mereces formar parte de su gremio, no porque les interese el tema ni porque quieran expandir sus conocimientos.

    1. Quizás creas que queda bien decir eso de «introducir el problema», pero en realidad mucha gente pensará que se te ha empanado el cerebro de tanto leer inglés. Mejor utiliza el verbo presentar.

  4. Si lo has redactado adecuadamente para varios ponentes, busca aquellos que menos idea tengan. Así el público profano se sentirá mejor identificado y los expertos se sentirán en la obligación de preguntar, aprendiendo todos de las respuestas y explicaciones. El sonido de mala calidad obliga a prestar más atención. Cuantos más trípticos des a la entrada, mejor; como apoyo a tus charlas y para tener algo útil en las manos.

  5. Muy buenos consejos. Como es bien sabido, la regla de oro para la sesión de preguntas es «usted pregunte lo que quiera que yo responderé lo que se me de la gana», pero como buen expositor, al final de la respuesta debe rematarse con un «…creo que esto responde a su pregunta», a lo cual el interlocutor responderá con un «Sí, sí» muy convincente.
    Saludos

  6. Este QTC que has escrito aquí y que has ilustrado con la revista de mi asociación URE, no si si el mejor ej. La radioficion nació a principio del s. XX, se usaba el código morse y se tuvo que inventar acrónimos para simplificar y homogeneizar los QSO.
    Me explico: ea3hah, que soy yo significa: EA son el prefijo internacional para España (hay varios mas, eb, ec, al, en, ao) cualquiera que oiga E (eco) A(alfa) sabrá que salgo desde España. El num 3, desde Cataluña, y HAH, los las letras consecutivas que me dio la SETSI .
    Qtc: mensaje, QSO: comunicación bilateral, qtr: la hora, qsl: confirmó el mensaje…
    Hay muchos mas, y la radioficion sigue viva, informes es http://www.ure.es.
    73 cordiales (a que ya sabéis que significa 73)

  7. Hola Pablo,
    estaría genial también si publicáis consejos — esta vez de verdad 🙂 — de como exponer o trucos, o como realizar presentaciones de base científica y esas cosas. Más aún siendo una comunidad donde tantos científicos hay y con tanta experiencia en estas cosas.

    Un fuerte saludo!

  8. «El cinismo es una manera desagradable de decir la verdad» (Li Tai-po) y aunque también a veces sea una forma de enfrentar dificultades con humor, no por eso debe ser el discurso dominante cuando queremos llegar a un punto. http://www.vanguardia.com/vida-y-estilo/galeria/223713-que-la-ironia-no-se-convierta-en-tu-forma-de-decir-las-cosas Por otra parte hay «una defensa del sarcasmo, una crueldad saludable» 🙂 http://www.yorokobu.es/sarcasmo/ ¿Uds. que opinan?

  9. Lo de tener a los organizadores poniendo cara de circunstancias es fundamental. Por eso lo han copiado los partidos políticos, y sus líderes y lideresas ya nunca salen sin tener tres o cuatro personas detrás que se esfuerzan (sin éxito) en no poner ningún careto durante los diez minutos que dura el monólogo. Son muy útiles para conseguir fotos ridículas y fomentar el buen humor entre el público y la población en general.

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Por Pablo Rodríguez, publicado el 14 octubre, 2016
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